Por tanto, en esta noche mi salvación y la suya no depende de nuestros propios méritos de actos propios. Eso depende de la soberana gracia positiva del Dios Todopoderoso Quien nos escogió en Él. Seguro. Yo nunca podría ser perfecto, ni Ud. podría llegar a ser perfecto; y nosotros no reclamamos ser perfectos. Pero sí tenemos este consuelo, ¡que nuestra fe descansa en un Sacrificio perfecto que ya ha sido recibido!
57-0419 – “La Perfección”